Revista de Guitarras

Pablo Kahayan

Pablo Kahayan
Pablo, ¿qué te decidió a dedicarte a este trabajo?,¿como es un día de trabajo para ti?
R: Me decidí por la electrónica aplicada al audio porque siempre me gustó tanto la música como la electrónica y como no soy demasiado bueno con la guitarra, las válvulas, los transistores y los integrados ganaron la partida.

Los que me conocen saben que no soy un tipo muy organizado, aunque lo intento, normalmente a primera hora chequeo mis e-mails ya que tengo siempre pendientes cuestiones de material, de recambios, de construcción o esquemas que solicito a los fabricantes para alguna reparación. Gran parte de la mañana se me va en el teléfono, casi todo el tiempo respondiendo consultas técnicas de mis clientes, varios amigos me han aconsejado que ponga una línea 900. Intento repartir el tiempo semanal entre las reparaciones, la fabricación, la visita a los estudios de grabación, seguir estudiando electrónica de forma autodidacta y robar un rato de tiempo para quedar con algún músico o ingeniero de sonido y hacer pruebas a equipos nuevos o viejos clásicos. Este punto me parece fundamental para ejercitar mis oídos.

Cuando era adolescente, nos juntábamos con mis amigos a reconocer a ciegas músicos o instrumentos que sonaban en las grabaciones, más tarde, lo hacía intentando reconocer la marca y modelo del ampli, la guitarra o los efectos que estaban sonando. En realidad aún lo hago como ejercicio.

¿Qué tipo de tareas prefieres hacer? Reparar amplis o mesas, tal  vez modificarlas o preparar… ¿tiene una parte creativa o es  únicamente una cuestión técnica?.
R: No tengo una preferencia en especial, de hecho creo que es un hándicap el hecho de que me gusta hacer de todo, en lo relativo a la electrónica de audio.

Creo que todas las tareas están íntimamente relacionadas más de lo que muchos creen. Yo siempre digo que por ejemplo, en el caso de los equipos vintages, yo no los reparo si no que los restauro y eso implica un buen puñado de investigación histórica, en cuanto a tecnología de los componentes, circuitería e intentar mantener el carácter del equipo, por ejemplo, si restauro o reparo un Fender Tweed de los 50, no utilizaré los mismos componentes que si restauro un Marshall de los 70; o si restauro un micrófono Neumann U67, intentaré que suene como tal, por ello tengo que invertir mucho tiempo no sólo en estar delante de las reparaciones, si no también en escuchar equipos que están en perfecto estado y que músicos, ingenieros de sonido o productores que respeto, consideran que suenan muy bien o que puedes considerarlos como referentes de sonido.

La reparación de equipos me permite ver como han plasmado otros fabricantes sus ideas y de que modo resolvieron ciertos problemas.