Revista de Guitarras

Raimundo Amador

 

Estamos en el restaurante del Instituto Valenciano de Arte Moderno, esta noche actúa Javier Vargas y en una larga mesa se encuentra cenando la banda de Javier, en el otro extremo Raimundo Amador, que tocará un par de temas con Vargas previo a su actuación del día siguiente con Ximo Tébar, comparte cena y charla con Cutaway. Como siempre, respetando al máximo lo hablado, vamos a comentarlo aquí como si el lector hubiera estado sentado en esa misma mesa.

Raimundo Amador no necesita presen­tación…nadie ha mezclado el blues-rock y el flamenco como él, ni ha traza­do tantos caminos como los que marcó desde Veneno o Pata Negra, rutas que han servido para que caminaran otros tras él.

La primera pregunta siempre obligada ¿cuán­do empezaste con la guitarra Raimundo?

Pues yo empecé a tocar la guitarra…claro en mi casa desde que nací había guitarras, mi familia era una familia de guitarristas y lo es. Mi padre ya tocaba la guitarra y desde que yo ya tuve un poquito de uso de razón…tenía 4 ó 5 años, no me acuerdo, mi padre ya tenía una guitarra buena, una Ramírez. El trabajaba en radio Sevilla, era el guitarrista del concurso en Sevilla de la Cadena SER, entonces mi padre sabía que si traía la guitarra a casa yo la iba a coger y se la dejaba en la radio, entonces cuando se traía la guitarra pues yo la tocaba y cuando no, tocaba con cartones, con todo lo que pillaba le daba a la mano derecha ¿no? La derecha la tengo “tocá” desde muy chico.

Le salió un trabajo en la base americana de Rota, en la base aérea, entonces desde ahí porque nosotros vivíamos en una chabola en Chapinas, en lo que es la Expo…entonces pilló una pensión, nos mandó llamar, con la vieja, mi hermano Rafaelillo, la niña y otro herma­nillo más me parece…allí en la pensión había un pianista de jazz, recuerdo, un pianista, un saxo y un contrabajo, nosotros jugábamos con su hija y con la hija de la dueña de la pensión… entonces como hacíamos mucho ruido (risas) nos daban un billete de veinte duros para que compráramos caramelos y aquel tiempo un bi­llete de veinte pavos no veas tío (risas) debía ser un pianista bueno porque te daba un billete de veinte pavos ¿sabes?(más risas) y entonces yo creo que eso también…que aunque yo no me daba cuenta, eso me ha tenido que influir en la música y tal. Allí también me compré una gui­tarra que era de cartón piedra, que era roja con dibujitos blancos del oeste, pistoleros y tal… no la podías tocar, no daba tono ni ná, era un juguete y entonces claro…

Cuando ya terminó el trabajo en la base y volvimos, la casita de las cha­bolas la habían tirado y nos dieron una casa en el Polígono San Pablo y allí ya tuve una guitarra más o menos de verdad, malilla pero de verdad y allí en el escalón de mi casa me ponía a tocar, aprender del viejo y venían todos los niños a que les tocase lo de las películas de “El Virginia­no” “Bonanza” y todas esas cosas, empe­cé muy chico la verdad, tendría 6 ó 7 años…desde ahí sin parar…sin parar.

Después la dejé un tiempo y mi padre me echaba la bulla porque quería que la tocara y yo le decía “yo no quiero tocar…” “pues no toques…” menos mal que él ahí no me agobió y no me obligó a tocar ¿no?, me tiré un tiempo sin tocar, no sé decir cuanto, un mes, un año…y después yo solo cogí la guitarra otra vez ¿sabes?

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Las influencias que has tenido, al principio sería el flamenco claro…

Si claro, claro, yo me acuerdo que en los coches locos, en los coches de choque, yo escuchaba a Traffic, los Beatles, mucha música… pero yo no creía que eso era mú­sica, yo para mí eso era como un entrete­nimiento y ahora después con el tiempo, ya cuando ya me gustaba la música -que fue gracias a Jimi Hendrix, Red House me con­virtió ¿sabes?- entonces empecé a escuchar música y “si esta música la escuchaba yo de chico en los coches locos…” yo recuerdo que sonaba mucho Traffic, Jim Capaldi…los Traffic, Jim Capadi, Steve Windwood, todos estos. Los Shoking Blues…pero yo no era de música esta, era de flamenco.

Pero cuando escuché a Jimi Hendrix, escu­ché Red House, entonces ya me aparté un poco más del flamenco, escuché a Janis Joplin…con el Summertime me tiraba…gastaba las pilas del casette dándole “patrás” y poniéndolo otra vez, otra vez, otra vez…y ahí empezó el rollo ¿no?

Hendrix era superfan de los Beatles, claro y de Bob Dylan también… cuando sacaron el Sar­gent Peppers al día siguiente lo tocó en di­recto, hay un video en youtube que pone la fecha y es el día siguiente de sacar el disco y lo tocó enterito…

Ya me he enterado yo, ya, es que ese era un máquina. Pues yo escuché el Red House si hubiera escuchado a lo mejor otro tema así más cañero a lo mejor se me hubiera pasado, pero como escuché el Red House que es un blues lento, yo me quedé flipao y pensé “¿Esto de donde vie­ne?” miré hacia atrás…el Kiko tenía dis­cos, bueno después…yo conocí a Kiko y a otro colega: Juan Manuel Flores, que mu­rió, hacía letras para Lole y Manuel los conocí, mira que te voy a llevar al Polígo­no que hay unos gitanos que tocan Jimi Hendrix por bulerías ¿sabes? (risas). Y vino el Kiko, lo conocí así y nos veíamos ya todos los días…de ahí salió el disco de Vene­no, ahí empezó el rollo. El Kiko había traído de América discos de Magic Sam, Big Bill Broon­zy…y dije “¡ostia, esto es lo que yo quería escu­char, de donde viene Jimi Hendrix!”… John Lee Hooker con la tablita con la acústica ¿sabes?

La primera guitarra que tuviste, que dijiste, esta es mía…

Ya buena, la de mi padre. Yo siempre he te­nido guitarras más bien malillas, mi padre me compró a mí una guitarra regular, mala, pero claro como mi tío Ramón entró a trabajar en un sitio y la suya tenía mala presencia y la mía era nueva…”¡pues déjasela a tu tío!” (risas).

Entonces yo tenía la buena, me caía la baba, una guitarra ¡llena de mierda tío! era mía pero no la disfruté mucho tampoco. Después he ido cogiendo más guitarrillas y eso, la primera guitarra mía la Tamura, la de mi padre, una ja­ponesa con la que he grabado Montoya, Veneno y todo eso, luego ya La Gerundina que entró ya en los 80. Y esa era mi guitarra de siempre, fí­jate si la quiero que me he comprado guitarras y la tengo allí guardada para que se conserve y no se parta o no se pierda…

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Pues tocabas el otro día con una española muy guapa…

Si, si, la prima de La Gerundina, te dije que era midi…esa guitarra es muy buena, está bien porque la puedes enchufar…lo que pasa que el golpe no suena, entonces le pongo un micro a parte para que suene el golpe ¿no? Pero ya hay Fishman que suena el golpe aunque esta no, con el rollo del midi y eso…está muy bien pero según para qué, es para rollo más acústico para tocar las bulerías y eso, si voy con el gru­po el mismo bombo y el bajo hace que acople, entonces para rollo acustiquito está muy bien, para rollo acústico la Ramírez esa es muy bue­na guitarra…La Prima.

¿Cuándo te dio por empezar a mezclar el fla­menco, las bulerías con el blues…?

Eso salió solo, por la convivencia con Kiko, aunque yo metí a Kiko en la música ¡eh! eso que lo sepa la gente (risas), yo lo metí por­que cuando Kiko me conoció a mí, yo ya había grabado discos, él todavía no era profesional, entonces lo metí y estoy muy orgulloso de los trabajos que hemos hecho. Antes de conocer a Kiko yo ya tenía claro que quería hacer esto, pero al juntarnos el rollo se puso más guay, tenía muchos discos que había traído de Amé­rica, más información, pero yo lo metí en la música y a mi hermano Rafael igual, lo metí en Veneno y lo metí en Montoya. En Montoya falta­ba un guitarrista y yo dije que ese tenía que ser mi hermano o que no contaran conmigo.

La primera entrevista positiva sobre el disco fue de Diego Manrique, se equivocó de nom­bre y a Rafaelillo le decía Pepe (risas) en el Vibraciones me parece que era, fue la primera crítica positiva. Ni los puristas ni los rockeros entendían esto y bueno mi padre no te cuen­to…se mosqueó mucho porque estaba muy orgulloso de que yo estuviera en el mejor gru­po de cante y baile que era la familia Montoya, que grabamos en el año 75 antes de Veneno… y dejé la familia Montoya y me marché con el Kiko y a mi padre lo maté, le metí una “pu­ñalá” por la espalda, me tenía coraje y todo, últimamente se ha ido él muy contento y muy orgulloso de mí, porque ha visto que tampo­co estaba tan equivocado en la vida ¿no?. Me decía dame dos postalitas de esas para unos amigos míos, fírmamelas….

De las guitarras que has tenido, que habrás te­nido muchas ¿Cuál echas de menos?

Yo tenía una guitarra de Esteso que ven­dí y que por eso ya no quiero vender más, una Conde de los sobrinos de Esteso que es como la que usa Paco (de Lucía) de palosanto y tal…lo peor es que se la llevó un japonés… yo la compré barata, no tenía mucho dinero y tampoco me hacía falta, pero como estaba tan loco, tan cegado con La Gerundina que no veía otra guitarra,y la vendí y me esta pesando toda la vida, me pongo enfermo de verdad tío, me pongo enfermo…ahora tengo una que es de la viuda de Esteso, una Ramírez y una que he encargado de Arturo Santano, tengo muchas ahora pero desde que vendí esa ya no he vuel­to a vender nada, ni aunque sea una que esté para la candela.

¿Cuántas guitarras tienes ahora?

No lo sé pero tengo un “puñao”, muchas (ri­sas), tengo muchas…

¿Cómo conociste a BB King?

Bueno, como me conoció el a mí ¿no? (risas) fui telonero de BB King por un colega de Sevi­lla que me metió, yo no había hecho ni disco en solitario, montamos mi banda Raimundo Amador Band y yo fui su telonero pero no quiso tocar conmigo porque no me conocía, normal ¿no?, entonces cuando fiché por MCA, el pri­mer artista nacional que lo hizo y como era la casa donde estaba BB King, me dijeron: vamos a proponer que toque en tu disco. Yo les dije que no iba a querer pero esta vez lo hicimos mejor le mandamos “El blues de la frontera” de Pata Negra y una cinta que ponía BB King y Raimundo Amador en la misma cinta…¡no jodas! yo tocaba encima del disco, (risas) lo es­cuchó y dijo que estaba en Nueva York tal día y que fuéramos con los masters para grabar él.Y allá que nos fuimos con los carretes aquellos que había en el año 95.

Entonces ya lo conocí allí, me llevé mi Gerun­dina, no para grabar que yo ya había grabado lo mío, si no para tocarle a él: soleás, flamenco y tal y me dijo una cosa muy graciosa: “yo conoz­co el flamenco, conozco a Andrés Segovia…” (risas). Tocó dos temas y luego venía el “Pata Palo” y el seguía tocando y el mánager dijo: no, no, no, sólo dos” pero el ya estaba tocando el Patapalo que tengo algo grabado por ahí…no le pega eso…si, si no te creas, ese se mete en todo, hay cosas con Los Crusaders con Gro­ver Washington Jr. es muy versátil, se mete en cualquier cosa, con los U2 ha grabado…aunque toque sólo una nota, la mete y te parte los riño­nes y en el sitio en que las mete…

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¿Cómo te apañas para hacer falsetas de fla­menco con la eléctrica?

Pues que lo he adaptado tío, yo pensaba que la guitarra eléctrica no se podía tocar con los dedos, después me he dado cuenta que si por ejemplo Mark Knopfler, Albert Collins tocaba con los dedos…lo que yo hice fue traducir la falseta flamenca a la púa.

Me di cuenta que atacabas hacia abajo todo el tiempo…

Si, bueno aunque toco púa-contrapúa tam­bién, lo que pasa es que si por ejemplo estás tocando una falseta flamenca y lo haces con el pulgar, siempre tocas hacia abajo entonces yo tocaba con la púa como si fuera el dedo gordo ¿entiendes? Hay muchas cosas en el flamenco que se tocan así, atacas fuerte abajo porque tiene ese sonido, pero tiro para arriba y para abajo, por todos los lados…

Cuéntanos la historia de La Mariquilla (la Fen­der Stratocaster Custom Shop color rosa que usa Raimundo)

Me costó un poco asimilar ese color rosa pá­lido, pero es la que más me gustó de todas las que probé allí en Fender. Pensé si no me mola luego le cambio el color. La cogí y la llevé a las tres mil, la llevé allá donde el viejo que en paz descanse. Y con un ampli de Fender de esos que se puede tocar por la calle, se la llevé al viejo: “Mira papá que guitarra, toma pruéba­la” y se puso a tocar la guitarra por seguirillas, por soleás y la gente por las ventanas: “¿Quién toca? ¿Quién toca?” y ese recuerdo lo tengo y le tengo un cariño especial porque esa guitarra la tocó mi viejo que era muy raro para verle to­car una guitarra eléctrica, como yo a BB King cuando le pasé La Gerundina y me dijo: “Eso es otro instrumento”. Le llamo La Mariquilla por­que es de color rosa. Tengo guitarras que pue­de que sean mejores pero esa suena muy bien y es a la que tengo más cariño y la saco menos por eso también, si Fender me hace la Signa­ture entonces la guardaré. No la saco mucho sobre todo cuando vuelo, porque la mandan en la bodega y no me fio. También probé una Hank Marvin que me encanta también, pero es el cariño que le tengo a esta, es una réplica del 62 que suena que te cagas ¿te acuerdas en donde Fender? Con ella toque en Buenafuente el “Blues de los niños”

¿Con que ampli estás tocando ahora?

Pues llevo un Valent que me lo hace un co­lega de Córdoba con soldadura punto a punto y que suena muy bien, suena muy crudo. Tam­bién me ha hecho la guitarra que llevo hoy, La Valiente le puse de nombre (es una tipo Tele­caster Thinline)

¿Cómo llevas el tema de las colaboraciones? ¿Te llaman mucho? ¿Eliges cual si y cual no?

Bueno a todas no, normalmente tengo suerte y me llama gente que hace música que me gusta. Además la gente que hace músi­ca mala no me suele llamar (risas) bueno a veces me he hecho el loco también, yo creo que ya estoy en un momento que puedo ya es­coger lo que puedo hacer. También he hecho de mercenario en tiempos, hay que criar a los churumbeles y eso, pero yo creo que me pue­do permitir ya hacer lo que me gusta. Lo que no me gusta es estar siempre con Raimundo Amador solo. Yo le decía a los colegas: “es que yo no soy fiel ni a mi mismo ¿no?” Porque yo con Raimundo Amador me aburro también, necesito mis vitaminas, porque yo aprendo con todos, las colaboraciones las necesito pero hay que rodearse de gente guay…

Pues recuerdo que la primera vez que oí una guitarra española en un disco de música pop fue la tuya en Semilla Negra de Radio Futura…

Si, si fui yo. Y los Cure también me llamaron, tenía el billete sacado y todo, pero hay una ley allí que si hay un inglés que lo puede hacer…y me quedé aquí en tierra. Robert Smith veinte años después decía: “no me voy a morir sin que Raimundo Amador grabe en un disco mío”. Me conoce bien. También mola estar en segun­do plano sin tener que cantar, tocando solo.

Pero cantas bien…

No canto bien pero canto (risas). Hay mu­cha gente que canta mejor, pero mi rollo no me gusta como lo hacen, Rafael o el Kiko tienen su rollo así canalla pero…el blues y el rock and roll lo hago yo, pero el rollo así flamenco…

Hendrix decían que no cantaba y a mi me gusta más que nadie. Tiene un rollazo el tío que te cagas. Steve Windwood como tu dices es más cantaor o Joe Cocker pero Jimi tenía un punto que además tu lo escuchas y dices: “Ese es Jimi Hendrix”, a veces desafinaba era muy ¿Cómo te diría yo? Unas veces hacia cosas que te flipas, otras desafina, otras está más tran­quilo, pero siempre era él.

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La música es transmitir y Jimi lo hacía…

Yo creo que eso también lo tengo, hay quien es virtuoso y no transmite y quien lo es y transmite. Ahora he estado con Eric Sardinas en unos bolos y no veas, es virtuoso y transmite que te cagas.

Para acabar cuéntanos sobre el nuevo disco.

Le tengo mucho cariño a todos mis discos pero este tiene un rollo especial porque me lo estoy haciendo yo solo, con la ayuda de mis co­legas Anye y toda la gente de mi grupo, lo he fi­nanciado yo y lo estoy produciendo con mi hijo. Tiene un rollo muy especial, creo que es el más personal, yo creo que si, que es el más perso­nal.. Se dice que son como hijos los discos pero con el tiempo te das cuenta que unos te gus­tan más que otros, como con Pata Negra, me gustan todos los discos pero unos me gustan más que otros, yo recomiendo “Blues de la frontera” y “Guitarras callejeras” los otros están bien pero como discos así completitos que puedes ponerlos, estos dos.

¿El disco de Raimundo cual es?

A mi hasta ahora de los que tengo, yo creo que está “Gerundina” y “Noches de flamenco y blues” para mi gusto. Todos los demás tienen temas pero disco que digas esto no tiene desper­dicio, esos dos. Los otros como son como hijos pues también tienes que quererlos ¿no? (risas).

¿Algo que quieras añadir?

¡Yo que sé tío! Que a ver si se le quita a la gente el refriao ese de oído que tiene y que no escuche tan mala música como hay, lo digo así un poco dando caña a ver si la gente espabi­la, como decía Hendrix la gente necesita caña para que espabilen ¿no? Que llevan con una gripe de oído que lleva mucho tiempo ya.

Poco después Javier Vargas invitó a Rai­mundo a compartir escenario en una noche de blues y allí que subió a darlo todo como hace siempre..

David Vie
José Manuel López
Fotos: Mabel Lady Blues

 

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