LsL Topanga

En la localidad de Van Nuys en California se hallan las instalaciones de LsL Instruments o lo que es lo mismo el taller-factoría de Lance Lerman, constructor de guitarras norteamericano que realiza sus modelos enteramente a mano, con ayuda de un pequeño equipo, de manera casi artesanal como se realizaban en los 50 y que recrea algunos de los modelos claves de la historia de la guitarra eléctrica.

Lerman basa su producción fundamental­mente en dos modelos, ‘Bone’ inspirada en la Telecaster y ‘Saticoy’ basada a su vez en la Strat, a partir de ahí hay diferentes variaciones en maderas, acabados, niveles de envejecimiento etc. Cada una de ellas está bautizada con un nombre de mujer. También construye otros modelos como ‘The Mongrel’ que combina características de los dos ante­riormente citados. El surtido se ha comple­mentado con la primera guitarra fabricada por Lance utilizando la técnica set-neck, es decir, con el mástil encolado en su unión al cuerpo, este modelo es el ‘The Topanga’ y es el que va­mos a analizar como siempre estilo Cutaway, sin sentar cátedra.

Contrucción, pala y mástil

The Topanga como decíamos, es la primera guitarra encolada que fabrican en LsL y está basada en la Gibson Special de 1955. No resulta pesada y no cabecea. El instrumento tiene toda la pinta de un ‘new old stock’ con un envejecido muy tenue que aparenta uno antiguo muy bien conservado. La pala es simétrica de diseño pro­pio –hay que tener cuidado con las patentes- y no pierde la onda de la original en que se inspira. Es de color negro y se advierte el “crackelado” de la nitrocelulosa en ella, viene estampado el logo de la marca y una plaquita tipo elipse pro­tege el acceso al alma. Ya entrados en materia comentaremos que el acabado es ciertamente a la nitro con una capa muy finita. Las clavijas de afinación están situadas tres a cada lado y son unas Gotoh estilo “Kluson Vintage” con las pa­lometas nacaradas ‘aged’, suficiente para man­tener perfectamente la afinación. La cejuela es de hueso tallado y la unión de la pala al mástil está realizada con una voluta inspiración ‘The Johanssen’ como comentaba el propio Lerman en la NAMM, por lo que acomoda muy bien el pulgar de la mano izquierda al to­car en los trastes más bajos.

El mástil es de caoba, el perfíl es en “C” sua­ve y como en todas las guitarras LsL la forma se consigue lijando a mano, sobre el mástil se halla un diapasón de palorrosa con un radio de 12”, una medida que facilita la ejecución en la guitarra. Encastrados sobre el diapa­són encontramos 22 trastes 6105 que sería el equivalente a los “Narrow Jumbo”, este tipo de trastes facili­tan el sustain y sus características los hacen especialmente eficaces para la guitarra solista, aunque funcionan mejor con un radio de 9.5”, para gustos colores. Todo el trabajo realizado sobre los trates para que queden perfectamente puestos y limados esta realiza­do manualmente.

Los marcadores de posición son tipo “dot” y se ubican es los lugares habituales.

Cuerpo y electrónica

El cuerpo enteramente en caoba es de inspi­ración también Gibson Special, asimétrico de doble cutaway. Como ya hemos comentado la unión entre mástil y cuerpo esta realizada de manera encolada, set-neck, dotando la guita­rra de un buen sustain y estabilidad. Otra op­ción para esta Topanga radica en el hecho de pedirla o no con placa protectora, pickguard, la unidad que nosotros analizamos si que lo lleva, es negro de cuatro capas. El acabado es en sunburst de dos tonos y a la nitro, como la guitarra recrea un instrumento de los años 50, se ve el crackelado propio que tendría un ins­trumento de esa década en la actualidad, le da un aire estético muy bonito, clásico.

Seguimos echando un vistazo al cuerpo y ve­mos las pastillas que monta en primer lugar, son unas estilo P-90 realizadas por la propia LsL y están bobinadas a mano, un poco con el objeto de recuperar la manera más tradicio­nal y clásica de construir una guitarra, hay que tener en cuenta que todo este tipo de detalles van a tener influencia en el resultado final so­noro de la guitarra. Bien, tenemos dos P-90 y un switch para seleccionarlas de tres posicio­nes, lo que nos facilita elegir la de mástil, la de puente o la mezcla de ambas. Cuatro poten­ciómetros CTS dos para tono y dos para volu­men servirán para controlar el ‘seteado’ de la guitarra. Buscando los mejores componentes para la electrónica se eligieron capacitadores ‘paper in oil’. La entrada de jack está ubicada en el lateral del cuerpo y ahora solo nos que­da para acabar con la descripción del cuerpo, hablar del puente que para esta Topanga es un Graph-Tech “Reso-Max”, tal vez el radio del diapasón este relacionado con este tipo de puente instalado en la guitarra. Los can­tos son redondeados de manera que el palm muting resulta cómodo de realizar, proporcio­na unos armónicos por encima de lo habitual en cada nota y tiene un ‘AutoLock magnetically locking’ que evita el uso de llaves para tener que ajustarlo.

En la parte posterior de la guitarra se ve una tapa de baquelita negra que cubre la cavidad donde se encuentra la electrónica.

Sonido y conclusiones

Para concluir comentaremos que nos he­mos encontrado con una guitarra muy cui­dada en su construcción y en los componen­tes empleados, como suele ser habitual en los instrumentos realizados de manera casi totalmente manual como es esta Topanga. A nivel sonoro se ve el compromiso de to­dos los factores implicados en él. La guita­rra desenchufada ya otorga una buena dosis de volumen y sustain, que se ve enriquecido cuando la conectamos a un buen amplifica­dor. No es un instrumento que nos de una versatilidad de sonidos muy grande pero los que nos proporciona son puros, bien estruc­turados, sin aristas. Responde muy bien a la intensidad con la que atacas y desde luego en áreas rockeras o de rhythm & blues fun­ciona como pez en el agua, no tocarás bossa nova con ella pero ¿Quién la necesita para eso? Si la prueba Joan Jett seguro que se encuentra con un dilema. Un gran trabajo de Lance Lerman que nos deja con ganas de probar otros modelos.

José Manuel López