Revista de Guitarras

Borja Catanesi entrevista

Borja Catanesi

Borja Catanesi es un busker (un músico ambulante) posiblemente uno de los más populares del mundo, como ha sido reconocido y premiado con algún galardón. Viaja con su guitarra y un pequeño equipo presentando su música por calles y plazas. Queríamos conocerle un poquito mejor, así que concretamos esta entrevista que puedes leer aquí.

¿Eres autodidacta o tienes formación reglada?

Siendo niño estudié unos años de piano y solfeo. La música siempre estuvo cerca de mí. De adolescente, cogí la guitarra española que había por casa y me enganchó. Me fascinaba el sonido del blues, y eso fue lo que me atrapó. Un poco más adelante, tomé clases con dos grandes guitarristas de Valencia: Arístides Abreu e Iván Cebrián, a quienes debo muchas de las claves y de las bases imprescindibles para tener soltura con el instrumento. La práctica constante y oír mucha música han hecho el resto.

¿Cuándo comenzaste a tocar la guitarra, ese día que te das cuenta que va a ser para siempre?

Con quince años me di cuenta de que la guitarra sería mi instrumento, y desde ese momento no he dejado de tocarla. Era entonces y es ahora mi forma de vivir la pasión por la música.  Es una forma de expresión muy poderosa. Nunca pierdo oportunidad de probar otros instrumentos ni de hacer (aunque modestas) incursiones en mis actuaciones con ellos, aunque sé que la guitarra es y será mi instrumento. Me despierto y me acuesto tocando, y eso me hace feliz.

¿Quiénes son tus referencias como guitarrista?

No es una respuesta fácil de responder. Probablemente, los primeros que me deslumbraron fueron Django Reinhardt y Jimi Hendrix. B.B. King también es una de mis grandes influencias. Con dieciséis años fui a un concierto suyo, en un teatro, me senté en la primera fila y tuve la ocasión de darle la mano. Nunca olvidaré ese momento.

Un indudable maestro de más de una generación ha sido y es Eric Clapton, a quien hemos mirado todos con lupa. Con otros, como Pat Metheny, Chuck Berry, Jimmy Page, Pat Martino… casi todos los guitarrista tenemos alguna deuda, consciente o inconsciente; todos nos han prestado un acorde, una cadencia, un modo de pulsar o de tensar una cuerda. Últimamente, estoy escuchando mucho a Ernest Ranglin.

Borja Catanesi

 

¿Cuándo comenzaste a tocar en la calle?

Empezó como una diversión y con ganas de tener algún público para lo que hacía. El público hace que uno se crezca y si conectas y se establece ese magia que todos los que tocamos sabemos lo que quiero decir, consigues sacar lo mejor de ti. Ahora lo veo claro; en ese entonces era una intuición.

Fue con mi amigo Mikel, que tocaba la batería; buscamos la manera de asistirnos con la electricidad para utilizar un pequeño ampli y encontramos un enchufe cerca de la boca del metro de la Estación del Norte, en Valencia, que nos dio mucho entusiasmo. Al poco tiempo, solucioné lo de la electricidad con un amplificador a pilas que me permitía mucha independencia para desplazarnos por toda la ciudad. Luego, con otros amigos salimos muchas veces y lo pasábamos bien. Yo persistí desde entonces en la experiencia, en la que cada vez me iba encontrando más cómodo, hasta ahora.

¿Qué habilidades debe reunir un busker más allá de saber tocar claro… ?

El artista callejero debe captar la atención, conquistar y atrapar a su público, alejarlo por un momento de su vida cotidiana con su propuesta; crear momentos singulares de proximidad y complicidad con quienes van de paso.  No hay una tipología estándar de busker, un modelo al que aspirar. Es una actividad artística de la que hay tantos tipos y variantes como en la pintura o la danza. Cada artista interpreta a su modo lo que quiere ofrecer. El artista que irrumpe de forma inesperada en el espacio público, en el ritmo de la ciudad, ofrece una pausa de sensibilidad, de color, de alegría, cada uno a su manera.

¿Hay algún tipo de apoyo para los artistas que trabajan en la calle?

Hasta donde sé, no lo hay. Puede que en algún país lo haya. En alguna oportunidad he sido contratado por algún Ayuntamiento para un festival o algo similar, pero nada más. Hay asociaciones de músicos callejeros agrupados con el objeto de velar por nuestros intereses, pero aún queda mucho camino para hacer fuerza y ganar un espacio en las ciudades. Se nos va reconociendo y vamos teniendo algunos avances, lentamente. Siempre que tengo oportunidad aprovecho para defender esta actividad, que considero una tradición valiosa y un aporte cultural a las ciudades que debería obtener siempre la mejor bienvenida.

¿Qué equipo necesitas como mínimo para poder realizar un show?

Utilizo un amplificador Roland Cube Street EX, junto a una batería de 12 voltios; una loop station con distintos pedales, un micro y su pie.

¿Cómo te las arreglas para poder desplazarte por distintos países moviendo tu equipo?

 He aprendido a hacerlo reduciendo peso y limitando el equipo al mínimo; para cuando voy por Europa en tren o autobús, con un carro de dos ruedas. Cuando voy en avión llevo la guitarra conmigo en un asiento extra o como equipaje de mano, según la compañía aérea, y el resto de cosas en una maleta.

Borja Catanesi live

Hablemos de guitarras… ¿Cuál fue la primera? ¿La conservas aún?

La primera fue una Epiphone SG negra a la que guardo cariño, influenciado obviamente por el maestro Angus Young.  Y sí, la conservo.

¿Cuál es tu favorita ahora mismo?

Creo que disfruto con la variedad, pudiendo tocar distintas guitarras con distintos tonos. Con la Stratocaster me siento siempre muy a gusto, pero he tenido mis temporadas de tocar más una Danelectro o una Gibson 339. Ahora estoy probando una Gretsch de tres humbucker que me va muy bien.

¿Qué sueles llevar en tu pedalboard?

Una pedalera Boss RC300 con un overdrive TC Electronic VPD-1, un octavador Boss OC-3 y un delay MXR Diamond Memory Lane Jr. Todo lo alimento con unas baterías de 9 voltios que me dan independencia de la electricidad.

¿Cambia mucho la receptividad del público según ciudades o hay mucho en común?

En general en todas las ciudades y países la gente recibe bien la música en la calle, con simpatía. El show siempre debe adaptarse al entorno y depende de la energía del público.

¿Cuál es el sitio más “complicado” en el que has tocado?

San Sebastián. Tengo que lamentar algún recuerdo desafortunado de esa ciudad tan hermosa; un inconveniente con la Policía Local. Por cosas que aún no he terminado de comprender pasé unas cuantas horas en los calabozos y requisaron mi equipo por varios días. No guardo rencor, pero lo viví mal, como algo desproporcionado.

Cada vez que se sale es singular, con sus dificultades y sus ventajas (climáticas, de horario, de público, de permisos…), y en esas coordenadas nos movemos.

Borja Catanesi en la calle

 

Debes de reunir miles de anécdotas pero… ¿Cuál destacarías?

Mi primer día en Delhi, India. Con mi compañero Mario, titiritero, salimos a dar un paseo con nuestros equipos y nos encontramos en Connaught Place (la plaza principal del centro de Nueva Delhi) con una especie de plataforma circular, en forma de escenario, frente a la que había espacio para convocar bastante público. Sabíamos que se iba a liar una buena, y así fue. Nunca en mi vida se han sacado tantos selfies conmigo.

Cada actuación es única e irrepetible; siempre fruto de la improvisación. La actividad de un músico callejero, y amplío el comentario también a los artistas callejeros en general, conlleva siempre la sorpresa como acompañante permanente. Las mejores anécdotas están vinculadas a encuentros fortuitos con artistas o personas con almas artísticas que se lanzan a participar espontáneamente en las performances. He tenido la suerte de documentar muchas de ellas y darlas a conocer en las redes sociales.

Estamos en un momento muy complicado de la COVID-19… ¿De qué manera te ha afectado?

Es un momento mundialmente muy complejo, en el que se cruzan intereses y problemas de muy distintas naturalezas que, evidentemente, están siendo difíciles de solucionar.

La pandemia me encontró durante una gira por India. Había actuado en seis festivales y quedaban cuatro por hacer, que debimos suspender. Permanecí más de un mes confinado en un hotel, con personas de distintas nacionalidades (una experiencia muy rica dentro de lo lamentable), hasta que conseguí llegar a Europa asistido por la Embajada de España. Las dificultades para la movilidad no favorecen ni a estos ni a otros espectáculos; por el contrario, lo hacen todo muy difícil. Hay que estar a la altura de la gravedad y salvar la situación lo que se pueda.

¿Qué planes tienes? ¿Qué te gustaría hacer musicalmente hablando?

En esta situación se hace difícil hacer planes. Por lo general, diría que seguir viajando y haciendo música. Es algo muy libre que me resulta cómodo y se adapta bien a mi modo de vida, más bien errante. Hace dos años que saqué mi primer disco y ya voy teniendo ganas de abordar un segundo, para el que estoy reuniendo ideas. Ya veremos…

José Manuel López

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