Candy Old Guitars

Candy Old Guitars. El envejecimiento como expresión artística.
Si hace unos meses volvíamos a abrir ese apetecible melón que divide a nuestra comunidad entre defensores y refractarios de lo que definíamos como “envejecimiento artificial” poniendo de ejemplo a una guitarra con casi 30 años de aventuras, en este número publicamos la esperada segunda entrega.
Para ello, voy a examinar el trabajo de un fabricante joven pero experto en todo lo relacionado con la época dorada de Fender, en el legado que inmortalizó a Don Leo antes de que vendiera su empresa por trece millones de dólares en 1965. Hablamos de ese aclamado, perseguido y actualmente prohibitivo periodo Pre CBS.
Javier Alemany, guitarrista y artesano valenciano, creó en 2021 Candy Old Guitars . Es un auténtico especialista en material vintage ya que ha tenido el privilegio de poder probar y estudiar un sinfín de instrumentos originales de los años cincuenta y sesenta.
Esa envidiable experiencia la adquirió tras trabajar desde 2015 con Nacho Baños, el famoso coleccionista y gurú de las Telecasters, siendo Javier el encargado de gran parte del proceso de fabricación de sus célebres “Nacho Guitars”, incluyendo las delicadas fases de pintado y envejecimiento. Javier recrea cada detalle, escoge los mejores materiales y elabora sus guitarras de forma individual para capturar la estética y sensaciones más cercanas a los modelos que salieron de aquella mítica factoría de Fullerton (California) en la década de los cincuenta.
Sus piezas son “One of a kind”, esto quiere decir que no están fabricadas en serie o con plantillas como lo hacen otros fabricantes, así que nunca verás dos iguales.

Candy Old Guitars White Blonde 59 T, cuerpo
Ahora, a por ella.
Abro el estuche y su interior desprende un olor muy particular que llena la oficina… Javier utiliza en sus instrumentos una laca nitrocelulósica formulada por él, que está basada en referencias de botes originales de DuPont (fabricante que la desarrolló en 1920). Esta receta propia guarda el secreto de su magia y doy fe de que funciona, ya que, sumada al elegante desgaste de la guitarra le proporciona un bonus extra de artesanía complicado de ubicar en espacio y tiempo.
Cuerpo
Este modelo está inspirado en una White Blonde Tele, de principios de 1959, que Javier ha replicado con acierto en aspecto, tacto y olor. Su peso es de 3´2Kg y el cuerpo es de una pieza de fresno seleccionado, ligero, resonante y con una veta irregular preciosa. La pintura está aplicada en finas capas y se transparentan lineas y venas dando la impresión de que en algunas partes se puede incluso llegar a tocar un cierto relieve.
El desgaste de sus cantos es muy realista y encontramos las marcas del antebrazo derecho en su parte frontal, pequeños golpes y rozaduras que simulan perfectamente alguna caída o arrastre, arañazos de hebillas de cinturones y muescas en el puente que recrean el uso ocasional de la tapa o “cenicero” de éste en las tabernas de la calle Broadway, en Nashville (Tennessee).
El envejecimiento del hardware es muy realista, no está oscurecido exageradamente como es costumbre en otras marcas, tiene una degradación natural y mantiene algo de brillo (el mismo que podemos encontrar en fotos del libro “The Blackguard” o en publicaciones especializadas semejantes).
Encontramos instalado un puente de acero prensado en frío, réplica de los años cincuenta, con sus selletas de latón blando de estilo vintage y sus manchas interiores oscuras y apagadas.
Vemos embellecedores de potenciómetros y placas originales Fender con sus arañazos y desgastes que simulan haber reaccionado al sudor, la humedad y a muchas horas de maletero en la carretera.
Mástil
El mástil está perfectamente ensamblado y centrado con respecto al cuerpo y al puente. Las cuerdas 1ª y 6ª corren rectas dejando ambas un espacio perfecto y simétrico con el borde del diapasón, esto previene que salten accidentalmente y que la ejecución sea más confiada y agradable.
Es lo primero en lo que me fijo cuando tengo una guitarra atornillada entre las manos; el 60% de las veces me encuentro con alguna sorpresa y, si hablamos de material vintage, ese porcentaje incrementa substancialmente.
Tiene un perfil con forma de C y está hecho de una sola pieza de arce rematada a mano, con ciertos desgastes del agarre del pulgar que imprimen personalidad a la guitarra y le otorgan un tacto cómodo y amable. Incluye una cejuela de hueso trabajada desde cero y ajustada con precisión, con la profundidad y anchura de surcos perfecta para que cada cuerda tenga la altura óptima y permita una digitación clara y confortable.
La medida de los trastes es 0.079” x 0.055” (aproximadamente 2mm x 1´40mm de anchura/altura) y son de alpaca vintage, están bien nivelados a lo largo del diapasón y no hay trasteos ni zonas muertas. El radio es de 9´5, lo que permite una acción de cuerdas más baja y hacer bending sin problema; el ajuste que trae de fábrica me resulta agradable y hace a la guitarra manejable. Llaman la atención los desgastes de “Cowboy chords” y los dings que encontramos por toda la pieza de arce, que irá adquiriendo solera a medida que le vayamos dando cariño y rodaje.
El ajuste del alma, por supuesto, se realiza desde el talón mediante un tornillo estilo vintage.
En la pala encontramos un clavijero Gotoh envejecido que realiza perfectamente su trabajo.

Candy Old Guitars White Blonde 59 T, electrónica
Electrónica
Aquí nos encontramos una colaboración de lujo que ya se ha convertido en clásica para los modelos de Candy Old Guitars. De esta parte se encarga Ballestone, un taller especializado en fabricación, reparación y restauración de pastillas y electrónica que está ganando popularidad debido a la alta calidad de sus productos. Sus fieles reproducciones de pastillas míticas de los años cincuenta y sesenta se elaboran artesanalmente y gozan de una excelente reputación.
Para esta guitarra han preparado un exclusivo “Candy Old Custom Pack” que consta de una pareja de pastillas Single Coil Tele de principios de 1959, potenciómetros de 250K y tacto suave, un condensador de tono NOS paper oil original de los años cincuenta y fabricado en USA, cables con trenzado de algodón encerado y, para terminar, una hembra jack de la marca Neutrik. ¡Esto no puede sonar mal!
Sonido
El mueble, sin enchufar, tiene una acústica muy definida, redonda y nada chillona; sus agudos son suaves y sus medios marcados. Ese cómodo mástil y su compresión natural la hacen muy sencilla de tocar, no es una Tele tosca u hostil y la electrónica que monta refleja todo esto sin ninguna sorpresa.
Ambas pastillas están bien balanceadas, miden 7´34K y 7´78K en mástil y puente respectivamente:
1. Pastilla de mástil: Aquí encuentras el sonido limpio y añejo esperado, cálido, compacto y más opaco que el típico entubado de una Strato. Al tocar con overdrive, si lo afilas una micra, encuentras una garra más definida que puede cortar mejor en la mezcla de la banda, aunque todo es cuestión de gustos o estilos.
2. Pastilla de puente: Suena clara y con cuerpo, con medios suficientes y un agudo dulce, sin estridencias, sin sonido a lata. Todas las cuerdas suenan compensadas como un cañonazo que recorre el espectro de frecuencias justo, sin excederse en agudos. Responde agradablemente con los overdrives tipo Marshall con los que la he probado y su ajuste de altura me parece perfecto, no he tocado ni un tornillo.
3. La posición central es la mezcla perfecta de ambas pastillas, equilibrio entre grosor y definición a buen volumen.
Los potenciómetros de volumen y tono son suaves y muy silenciosos. Rebajando volumen conseguimos atenuar la saturación con la que estemos tocando y, dependiendo del overdrive que hayamos elegido, si seteamos el control de tono de la guitarra al cero podemos obtener un sabor fuzzero muy cremoso, sutil y aprovechable… Parece que ese condensador mágico funciona.

Candy Old Guitars White Blonde 59 T, detalle diapasón
Conclusiones
Su sonido, tacto y estética la hacen una guitarra de alto nivel. Hay un abismo entre este tipo de productos y los fabricados en serie; la clave está en los detalles, en que una misma persona supervisa todo el proceso y selecciona los materiales, monta, pinta, ajusta y toma todas las decisiones.
Es un orgullo que se trabaje así en nuestro país y sólo es cuestión de tiempo que nuevas marcas se conviertan en referentes mundiales a base de profesionalidad y valentía.
Candy Old Guitars ofrece exclusivos modelos de look añejo con todas las ventajas de una guitarra nueva: Mástiles anclados férreamente sobre agujeros recién hechos, trastes y accesorios con toda la vida por delante y madera seleccionada a conciencia. Todo con un control de calidad real y efectivo, ¡mejor que el que existía en los años cincuenta!
Volviendo al título del artículo, el “envejecimiento como expresión artística” supone un arduo trabajo de estudio, observación y formulación, ensayos y errores. Este nivel de acabado no es tarea fácil, muchos lo hemos intentado alguna vez y no repetiremos.
Para mí ha sido un placer interceptar esta White Blonde 59 recién salida del horno y antes de que llegue a Rockbox, el distribuidor nacional de la marca donde estará disponible durante este mes de julio.
Para reservas o cualquier consulta podéis contactar en Rockbox o en su Instagram con Fran o Guille, los ToneBros que me han permitido disfrutar haciendo este test y que resolverán gustosamente vuestras dudas.
Seguid el trabajo de Javier Alemany en www.instagram.com/candyoldguitars y estad atentos a sus novedades; además de Teles y Strats hay modelos L.P en camino…
Y ya me despido de vosotros, ¡hidrataos bien y nos vemos el mes que viene!
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