Valerio Licari
Valerio es un constructor de guitarras afincado en Granada, donde contrasta sus experiencias con los trabajos de los guitarreros más veteranos de la ciudad. Inmerso en su mundo personal de investigación y desarrollo alrededor de la guitarra clásica va recorriendo un camino de experiencias. Charlamos con él.
Muy joven construiste tu primera eléctrica ¿De dónde surgió la necesidad?
Empecé a trabajar la madera como un juego, siendo un niño me gustaba construir juguetes. Más tarde, mi abuelo me enseñó a usar el soldador y a crear circuitos eléctricos simples. Al empezar a tocar la guitarra, espontáneamente uní todas mis actividades favoritas en un mismo pasatiempo: decidí diseñar y fabricar mi propio instrumento. Me llevó más de un año terminarlo pero finalmente lo conseguí. Todavía lo utilizo y la verdad es que… ¡no suena tan mal!
Tus estudios como músico han ido en paralelo a tus estudios como luthier ¿Qué nos puedes contar sobre ello?
Conforme practicaba a diario con la guitarra, crecía mi curiosidad. Quería desvelar los misterios del sonido y la física oculta de los instrumentos, así que comencé a estudiar musicología. De este modo adquirí conocimientos muy útiles acerca de la historia de la música y los instrumentos. Al finalizar mis estudios universitarios entré en la Escuela Internacional de Lutería de Cremona, donde además de la práctica de violín, aprendí los conocimientos básicos de la lutería clásica italiana.
¿Has tenido luthieres de referencia?
Durante mis años como estudiante en Cremona seguí las enseñanzas del maestro Ernesto Vaia y aprendí a construir violines siguiendo el método tradicional de Antonio Stradivari. Posteriormente, quise especializarme en la fabricación de guitarras y me mudé a España. El aprendizaje con el maestro Daniele Chiesa en Málaga resultó crucial en el desarrollo de mi técnica actual.
En tu bio hablas de que hiciste prácticas como arquetero… tus intereses parecen que incluyen cosas dispares como la música étnica, la clásica… sus distintos instrumentos… ¿Cómo llevas esa mezcla ecléctica?
Siempre he visto la guitarra como un punto de llegada, pero he preferido tomar el camino largo y cursar una formación académica más extensa. Con la época de trabajo dedicada arquetería culminé mis estudios sobre los instrumentos de arco. Aprender distintos oficios aparentemente inconexos ha enriquecido enormemente mi bagaje profesional y ha expandido mi visión de la lutería que, de otro modo, se limitaría a los conocimientos básicos de la construcción de guitarras.
En cuanto a música, escucho de todo. Quien discrimine el género clásico de otros lenguajes musicales pierde de vista el poder comunicativo de este noble arte. Cada género tiene su propio significado que merece la pena descubrir y apreciar. No veo eclecticismo en mis decisiones o en mis gustos musicales, sólo continuidad.
¿Qué te lleva a asentarte en una ciudad como Granada?
Me siento inspirado por su belleza. La historia de la guitarra no se puede desligar del pasado ni del presente de esta ciudad. Con 16 años tocaba Recuerdos de la Alhambra… ¡y no sabía lo que era la Alhambra! Me imaginaba España a través de su música. Quince años después empecé a vivir frente a este magnífico monumento, símbolo de fusión entre diferentes culturas. Parece una opción de vida bastante coherente, ¿no? Aquí viven muchos guitarreros mayores, de la generación anterior a la mía, algunos de ellos están escribiendo paginas importantes de la historia de la guitarra clásica. Me parece fundamental contrastar mi trabajo con ellos para así seguir creciendo.
Desde tu punto de vista ¿existen muchas diferencias entre las técnicas constructivas de guitarra en los distintos países?
Sí, por supuesto. Tomando como referencia lo que conocemos como “guitarra clásica”, podemos distinguir diferentes técnicas de construcción, cada una procedente de un país. Es un error muy común creer que la guitarra nació en España cuando, en realidad, durante el Barroco y el Romanticismo se fabricaban guitarras en buena parte de Europa. Es en los últimos ciento cincuenta años cuando la guitarra española se convierte en una referencia mundial, condicionando la forma de trabajar fuera de la Península Ibérica.
¿En España en la construcción de la guitarra clásica es algo inmovilista o se aceptan propuestas innovadoras?
No puedo dar una respuesta general pero sí hablar de mi experiencia y la verdad es que, en el transcurso de mi labor, he conocido colegas estrechamente ligados a la tradición. El sistema de construcción de guitarras flamencas es especialmente conservador. Dado que el instrumento se dedica a un único repertorio, debe cumplir con ciertos requisitos ya estandarizados. Sin embargo, la guitarra clásica, igual que la acústica, la concibo como un proyecto “inacabado”, que en los últimos cincuenta años ha experimentado una evolución muy rápida, todavía en curso, siempre atenta a la tradición. Aquí en Granada viven muchos artesanos extranjeros que han venido, igual que yo, a aprender el oficio y que traen en su equipaje las técnicas de su país. La guitarra granadina moderna es un resultado positivo de la globalización que ha mantenido un fuerte respeto por el pasado y, paralelamente, ha ido modernizándose y enriqueciéndose de otras culturas.
¿Cuáles son las características principales que debe de reunir un buen instrumento?
El sonido es, sin ninguna duda, la característica más importante y nunca podemos dejarla de lado. Si la guitarra no suena bien, pierde su razón de ser.
El segundo elemento imprescindible es la estabilidad de los materiales y la estructura. La madera es un material orgánico heterogéneo en perpetua mutación, su estructura celular cambia a lo largo de los años, también es particularmente sensible a las variaciones climáticas. Además las guitarras sufren constantemente la tensión de las cuerdas que varía de 40 a 50 kg. La estructura tiene que soportar esa tensión sin deformaciones ni torsiones durante toda la vida del instrumento.
En tercer lugar, el manejo. El músico pasa varias horas al día en contacto físico con el instrumento, es esencial que este cómodo durante las horas de práctica o durante una actuación en vivo. Una guitarra cómoda es más fácil de tocar.
Por último, la belleza. La atención al detalle y la elegancia de la forma son los índices de calidad no sólo estéticas: son sinónimo de precisión en la fase de construcción del instrumento.
Una técnica constructiva mediocre con unas buenas maderas ¿puede dar con instrumento correcto?
Por supuesto que no. Sin embargo, una madera mediocre se puede transformar en un instrumento de calidad si el artesano que lo construye es capaz de “interpretar” el material disponible. La historia de la lutería está plagada de ejemplos de instrumentos famosos nacidos en tiempos de guerra o dictadura hechos de materiales de recorte o de segunda o tercera calidad.
¿Cuál es la parte más importante del proceso de construcción para ti, la que nunca debe fallar?
La elección de la plantilla, es decir, el dibujo que define la estructura interna del instrumento. La plantilla de la tapa armónica, concretamente, determinará el sonido, la estabilidad y la fiabilidad de todo el instrumento. La fase de dibujo es igual de importante que la fase de montaje.
¿De qué instrumento de los que has hecho te sientes más orgulloso?
De mi última guitarra: una cutaway “Zen”. Este modelo surge de la investigación en el ámbito acústico y del deseo de disipar las convenciones. Cuando fabrico una “Zen” me siento más artista que artesano, sin limitaciones de forma. Además, ha sido un éxito entre los músicos debido a su sonido maravilloso y diseño exclusivo.
Más allá de las diferencias en maderas ¿Qué diferencias más significativas encuentras en la construcción de guitarras clásicas comparando con las flamencas?
La guitarra clásica debe poder escucharse en las salas de conciertos que, en muchas ocasiones, son salas grandes y sin amplificación, por lo que el sonido debe proyectarse a una gran distancia, sin perder por ello sus características tímbricas. Debe ser capaz de demostrar sensibilidad dinámica y, a la vez, producir un sonido limpio, potente y resonante. La guitarra flamenca es más bien un instrumento de percusión; su tapa harmónica debe parecerse a la piel de un tambor o de una darbuka árabe y generar sonidos secos y definidos. Por lo general se suele tocar en lugares pequeños o bien se amplifica; entonces no necesita potencia ni proyección. Además, no tiene que producir demasiada resonancia para que las notas rápidas del repertorio no se mezclen de manera confusa.
¿Cómo es un día de trabajo para ti?
Trabajo entre seis y diez horas al día, depende de las necesidades. A veces desempeño labores de baja carpintería, cortando piezas grandes de madera con máquinas ruidosas y otras (cuando restauro una guitarra antigua, por ejemplo) llevo a cabo un trabajo meticuloso, parecido al de un orfebre. A veces trabajo delante del ordenador, dibujando plantillas e incrustaciones, o hago trabajo de investigación de nuevos materiales o técnicas que puedan mejorar mi labor.
Dentro del oficio que denominamos “lutería” existen muchas otras disciplinas como la arquitectura, la física, la botánica, la química, etc. Quizás no en un mismo día, pero en el espacio de un mes de trabajo sí que topo con todas estas áreas.
¿Cuál es el instrumento que te gustaría construir, sin restricciones económicas ni de ningún tipo?
Me gustaría construir la Blues Machine, un instrumento para mí, una guitarra resofónica electroacústica, repleta de accesorios de alta calidad. Voy comprando las piezas poco a poco pero… ¡a ver de dónde saco el tiempo para hacerla!
¿Qué planes tienes a corto plazo?
Estoy elaborando dos instrumentos gemelos: son aparentemente idénticos (madera de los mismos troncos) pero cada uno tiene una estructura diferente. Mi intención es determinar las peculiaridades acústicas de cada estructura. Me gustaría completar la búsqueda sometiendo ambos instrumentos a un análisis de interferometría holográfica, aunque en Europa no hay muchos laboratorios que dispongan de la tecnología necesaria….estoy buscando.
José Manuel López
0 comentarios en
Deja tu comentario